¿Por qué yo? ¿Por qué me pasó esto a mí?
De «¿Por qué yo?» a lo que realmente importa: un cambio hacia la claridad, la fortaleza y el equilibrio interior.

Después de recibir un diagnóstico y vivir la primera oleada de emociones —miedo, ansiedad, negación o incluso desesperación—, suele llegar un momento en que te preguntas:
“¿Por qué a mí?”
“¿Por qué me pasó esto a mí?”
Esa es la forma en que la mente intenta recuperar el control en una situación que amenaza tu vida y despierta una profunda sensación de impotencia.
Y esa reacción es absolutamente natural.
Sin embargo, es importante reconocer que las respuestas a estas preguntas rara vez ofrecen un apoyo real o significativo.
Pensemos juntos: ¿cómo suelen sonar estas respuestas?
— Porque alguien en mi familia tuvo lo mismo, es genético.
— Porque no me cuidé o no comí bien.
— Porque siempre he tenido mala suerte.
La lista puede ser interminable.
Pero ninguna de estas respuestas te ofrece herramientas reales para seguir adelante.
Incluso si aceptas una de ellas como “la verdad”, ¿qué cambia realmente en tu situación actual?
Por ejemplo, supongamos que crees que tu enfermedad es hereditaria. ¿Eso te da fuerza, claridad o estabilidad en este momento? Entonces, ¿cómo puede ayudarte tu conciencia —tu capacidad de reflexionar y entender— aquí y ahora?
Todo comienza con un cambio sencillo pero poderoso:
- Hay cosas que puedes controlar.
- Y hay cosas que no puedes controlar.
Esta distinción es clave para recuperar el equilibrio interior.
Cuando puedes responder con claridad dos preguntas:
- ¿Qué, en mi situación, depende de mí?
- ¿Y qué no depende de mí?
Empiezas a enfocar tu atención, tu energía y tus recursos donde realmente pueden marcar la diferencia.
Tú no eres la causa de tu enfermedad.
Pero sí tienes influencia sobre cómo la afrontas.
¿Qué depende de ti?
- Elegir tu equipo médico y el plan de tratamiento
- Estar abierto a recibir apoyo — tanto de profesionales como de seres queridos.
- Cuidar tu bienestar físico y emocional
- Cultivar una postura interna estable y compasiva
Ahí es donde reside tu verdadero poder:
en esa parte de la experiencia donde tus decisiones importan.
Y, al mismo tiempo, eso te libera de la agotadora presión de intentar cambiar lo que simplemente no está bajo tu control.
Este enfoque no es negación ni evasión.
Se trata de:
- Aceptar nuestras limitaciones humanas
- Permitirte recibir apoyo
- Usar tu energía con sabiduría
- Enfrentar la realidad sin carga adicional
- Encontrar verdadera fuerza desde una claridad enraizada
No necesitas tener todas las respuestas.
Pero sí puedes dar el siguiente paso:
Uno que parta de lo que verdaderamente puedes influir, con dignidad y con sentido.
Este material fue preparado en el marco del programa “Sólidos y capaces” con el apoyo de la Fundación Europa del Este y Suiza.
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